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martes, 23 de noviembre de 2010

A un año en Beijing

Beijing es una ciudad increíble, pero cuando uno recién llega a veces puede resultar un poco complicado. La verdad es que mi experiencia ha sido muy buena, aunque sin olvidar algunos problemitas.
Quizás el primero y el más conocido es el idioma, todos los que hemos estudiado chino sabemos algo de ello. Yo había estudiado un año antes de llegar acá y cuando me bajé del avión me vi completamente perdida, me subí al taxi y le dije que iba a la Beijing International Studies University (claro ese era el nombre que yo tenia de la universidad, pero no sabía que su nombre en chino era 第二外国语学院). Así que con señas le dije al taxista que iba para allá él se comunicó con la central, con tan buena suerte que cuando llegamos yo conocía el frontis de la universidad y le indiqué que habíamos llegado. Una vez llegada a la universidad fue todo más fácil, me tocó una compañera de cuarto de Bielorrusia muy simpática que me dijo los lugares para comprar y me puse a dormir hasta al día siguiente que era las matriculas. Ahí conocí a unos amigos mexicanos, uno de ellos llevaba tres años en China así que se encargó de comprarnos un celular y una tarjeta del metro y también enseñarnos como moverse en micro (es un poco complicado pero sirve mucho para practicar el chino y puedes mirar la ciudad). A la semana de estar en Beijing me sentía como en casa y ya me podía mover tranquilamente por la ciudad.
Una de las cosas maravillosas que tiene Beijing es la gente: al principio uno los encuentra diferentes, porque claro, si uno está en China las cosas son completamente diferentes, todos los patrones culturales cambian, pero acá las personas son amables, te repiten las cosas mil veces aunque tu no entiendas nada, son honrados y eso hace que la ciudad sea muy segura (puedes caminar por la ciudad en la noche y sola y no te pasará nada o generalmente puedes dejar las cosas en un negocio olvidadas y cuando vuelvas estarán ahí) Cuando uno ya se atreve a hablar un poco, resulta muy entretenido porque todos te preguntan cosas por la calle o también – dependiendo del lugar en que estés – ver a extranjeros resultará algo novedoso.
La comida es totalmente diferente y hay que educar un poco el paladar, personalmente no me he acostumbrado mucho, y además cocino dentro de la universidad para no perder la cocina chilena, pero también he aprendido a “perderme” por algunas calles y comer lo que se vea rico, pero se pueden se llevar desilusiones pero otras uno puede encontrar cosas realmente ricas. Por ejemplo acá venden unas brochetas de carne, que salen entre uno a tres yuanes (1 yuan: 80 pesos chilenos aproximadamente) que las cocinan al carbón, como son tan baratas a veces entre varios amigos nos juntamos y comemos juntos.
Y finalmente la universidad, estudiar acá es genial pero difícil, para los que somos occidentales es un poco complicado empezar, que uno dice las palabras mal, que los caracteres no quedan como deberían, pero luego de un tiempo uno ya empieza a hablar, hay que aprovechar y salir aunque sea a comprar un dulce, y ahí uno practica el idioma, y de a poco uno va teniendo mas confianza y de pronto… uno puede hablar y establecer una conversación.

Publicado en la web del Instituto Confucio
http://www.uc.cl/confuciouc/html/noticia_testimonio.html

En Beijing!

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Año nuevo chino